lunes, abril 27, 2015

AUMENTO DEL AVALÚO CATASTRAL Y DEL IMPUESTO PREDIAL LLEGÓ EN EL PEOR MOMENTO

Miles han sido las quejas por el aumento del impuesto predial de este año. Mientras la Secretaría Distrital de Hacienda en Bogotá celebra que el 75 por ciento de los contribuyentes pagaron el predial con descuento y en el Congreso se radica un proyecto de ley para imponer topes, la economía se alista para ser golpeada por un probable debilitamiento del consumo.
El problema en sí no es que haya un ajuste catastral, pues el predial tiene una razón de ser legítima y el hecho de aumentar no es un misterio. El problema macroeconómico radica en que el aumento desproporcionado se da en un mal momento para la economía colombiana y que a la vez el avalúo se acerca a los valores artificiales de una burbuja inmobiliaria.

El censo inmobiliario de Bogotá documenta un aumento en el avalúo catastral de más del 360 por ciento, mientras que los cálculos del economista Aurelio Suárez apuntan a un alza en el recaudo del predial del 98 por ciento en los últimos cuatro años para Bogotá. Mientras la economía colombiana ha venido creciendo alrededor del 4 por ciento y se estima que lo hará en 3,6 por ciento para el 2015, la variación anual de los precios de vivienda en Bogotá se acerca al 13,5 por ciento, es decir casi cuatro veces lo que crece la economía.
Varios analistas contrastan el aumento en los ingresos con estas cifras alarmantes, pues la subida en los ingresos de los bogotanos probablemente no pasará de 12 por ciento, mientras que el predial sí aumenta exageradamente en algunos casos.
La Ley 242 de 1995 no permite que el ajuste anual de la base supere la meta de inflación dada por el Banco de la República, pero Bogotá es una de las excepciones a la regla. Para el Secretario Bonilla, aumentos hasta del 65 por ciento son normales y "las tarifas son las mismas de hace diez años".
A su vez, el alcalde Petro culpa al Concejo por hundir tres veces sus intentos de reforma y algunos ciudadanos no entienden por qué aparecen facturas con aumentos de más del 200 por ciento. Curiosamente, el argumento usual de la Alcaldía no menciona que dentro de su propuesta se pensaba tributar de 9,5 a 16 por mil para los predios de más de 230 millones. Según la concejal Clara Sandoval, dentro de la propuesta de la Alcaldía se pretendía eliminar los estratos e imponer una tasa por usar áreas de alta congestión.
Los vicios MACROECONÓMICOS
El primer problema de este predial es algo coyuntural: el aumento desproporcionado del impuesto coincide con el anuncio de la desaceleración de la economía colombiana.
El petróleo sigue en el sótano, el dólar alto le causa dolores de cabeza a varios sectores, el Emisor no pronostica una actividad económica dinámica en el 2015 y se pega a su tasa del 4,5 %, las expectativas del proceso de paz pasan del corto plazo de la esperanza al largo plazo de las dudas y ahora aparece el impuesto predial inflado para atacar el consumo privado.
En términos macroeconómicos, atacar el consumo en un momento de desaceleración es como querer apagar un incendio con gasolina. Que se diga que el impuesto en todo caso significa menos del 1 % del PIB y que por ende un alza tiene un impacto marginal, obnubila el hecho de que por este impuesto hay hogares profundamente afectados.
De más, recordemos que la economía es un fenómeno que se mueve frecuentemente por las expectativas y la confianza. Si las expectativas de los actores (empresas y hogares) son negativas, esto puede llevar a intentar subir su nivel de ahorro (si se puede, claro es) y por ende a bajar más el consumo de bienes que están por fuera de la canasta básica. Con esto, reitero el aumento exagerado del predial, así se diga que se trata de errores y que 65 por ciento aceptable, es otro golpe para la economía, sobre todo si pensamos que la capital colombiana tiene casi 2,5 millones de predios.
El segundo problema es acercar el avalúo catastral al comercial cuando este último es el reflejo de una burbuja inmobiliaria. Se ha dicho que la burbuja no existe porque los créditos hipotecarios y la tasa de interés para la adquisición de vivienda se han mantenido estables.
Sin embargo, las cifras del Dane apuntan a un crecimiento pronunciado del total del créditos hipotecarios en el país desde el 2009, alcanzando 7,9 % en el 2012, mientras que en el 2005 el crecimiento era del -3,5 %. Pero esta burbuja no se explica sólo en créditos hipotecarios, sino en alzas de precios que se derivan de expectativas especulativas y de una mayor liquidez presente en los últimos años.
Sin ahondar en el debate de la burbuja inmobiliaria, insisto en el riesgo de ligar un impuesto importante al desarrollo de un mercado afectado por la especulación. El contribuyente entonces recibe una factura mayor producto de un mercado inflado artificialmente, mientras su poder adquisitivo no aumenta proporcionalmente.
Macroeconómicamente, se repite el mismo problema de golpear el consumo de los hogares, cuya consecuencia es un golpe a lo se conoce como la demanda agregada de la economía.
Una manera de suavizar el impacto negativo sobre el consumo radica en el aumento del gasto público con fines productivos. Sin embargo, en este caso el tema macroeconómico pasa a un segundo plano, pues el aumento del Predial ha reflejado la extracción repentina de ingresos a hogares.
Estos últimos seguramente habrían pensado en un mejor uso de sus recursos. El malestar que genera vivir en la inseguridad y ver que la infraestructura se estanca no se mejorará con un aumento drástico de un impuesto de vivienda que irónicamente dejará personas sin casa.
Tomado de eltiempo.com ERICK BEHAR VILLEGAS, Docente Universidad Externado de Colombia